martes, 22 de diciembre de 2009

¿"Crisis" del siglo XVII?

El lunes estuvimos tratando en clase el interesante tema de la crisis del siglo XVII. Por ello, y antes de colgar lo tratado acerca del tema de la agricultura, he estado echando un vistazo en algunos manuales generales lo referido a este tema, pudiendo ver cómo las visiones son algo variadas (¿quizá contradictorias en algunos casos?), por lo que creo que merece la pena reflejarlo.
“Vuestra Majestad […] ha tratado muchas veces de remediar el daño de la despoblación y de la pobreza de estos reinos, la cual se va sintiendo cada día más. Y aunque se han intentado algunos medios, no se ha visto fruto ni se verá mientras no se supiere con fundamento de dónde procede el daño general y particular para aplicarle el remedio.”[1]

Como señala Sanz Ayán algunos autores presentaban ante el rey sus juicios desde su particular óptica local, si bien al ser leídos por generaciones posteriores impregnaron de una negatividad prácticamente generalizada el concepto que hoy tenemos sobre la economía española de este periodo.

Carmen Sanz Ayán forma parte del grupo de autores que no generalizan, a priori, la decadencia económica del siglo XVII en los territorios de la Monarquía hispánica. De hecho, y atendiéndonos exclusivamente al marco peninsular, hay una variable geográfica y sectorial (como vimos el lunes en clase). Sin embargo, la tradición decimonónica, que recogió las impresiones de los arbitristas, así como los estudios de E. Hobsbawn,[2]estableció algunos juicios apriorísticos algo rígidos.
En la actualidad, tanto en los estudios relativos a los distintos estados europeos como en los relativos a España, el análisis de la crisis del siglo XVII procura abordar los procesos experimentados en aquellas economías desde una perspectiva no de crisis ni recesión, sino de transformación, ajuste e, incluso, especialización.

Como sigue indicando Sanz Ayán, esta nueva orientación ha modificado razonablemente el concepto sobre la decadencia del siglo XVII, lo que ha servido para destacar la importancia de esta centuria a la hora de desentrañar las bases del crecimiento económico experimentado en tiempos posteriores.[3]

Sin embargo, quizá no haya que hablar solamente de un proceso de cambio o reajuste pues, por ejemplo, Pegerto Saavedra sí que habla de una verdadera crisis (si bien es cierto que también habla de cambios) en la España rural interior: “Sobre la caída de la producción y de la población en la España interior no caben mayores dudas” “A los datos cuantitativos, cuya contundencia desbarata cualquier intento de minimizar la crisis, se añaden los abundantísimos testimonios cualitativos, que van desde las intervenciones en las cortes de Castilla a textos de los arbitristas denunciando el abandono de los campos y la ruina de los campos.” Aunque admite que “hubo, sin duda, reajustes”, “como el caso de los cereales secundarios, en concreto el centeno, que notaron incluso un crecimiento. […] Además, al quedar menos cultivadores, y con más tierras y más ganado estante, pudieron sembrar aquellas plantas más rentables en términos relativos.” Pero recuerda que “Con todo, ciertos procesos de especialización o de reajustes en los tipos de cultivos, como los mencionados, no pueden hacer olvidar que en la mayor parte de España interior la producción global cayó hasta la mitad del XVII en cerca de la mitad por comparación a los mejores años del XVI."[4]

En cambio, Zofío Llorente no aplica estas consideraciones tan pesimistas a la industria, hablando más en términos de “agotamiento”, aunque sí que deja entrever una clara desactivación. En todo caso, lo que sí es cierto es que Zofío generaliza en gran parte esta "crisis", pese a que en algunas zonas, como Barcelona o Xaragoza, no se acusó tanto como en la Corona de Castilla, relacionándola estrechamente, eso sí, como el aumento de la fiscalidad,[5]
Lo que sí es cierto, al parecer, es que si hablamos de crisis, no se puede generalizar ésta en la Península a la ligera, pues los casos concretos abundan y, si bien, algunas regiones o ciudades más pobladas la notaron más, algunas zonas rurales aisladas apenas debieron sentirla. De hecho, es evidente que en el tercer cuarto del siglo la recuperación fue ya notable, aunque de una forma menor a la del resto de Europa.

[1] Citado en SANZ AYÁN, C.: "La decadencia económica del siglo XVII". En FLORISTÁN, A. (Coord.): Historia Moderna de España. Ariel. Barcelona, 2005. p. 391.
[2] Que pese a cuestionar el concepto de crisis general para la Europa del XVII, sí señalaba el modelo Mediterráneo, especialmente los territorios peninsulares, como el ejemplo típico d las recesiones sufridas en la época.
[3] Ibídem.
[4] SAAVEDRA, P.: “El mundo rural en los siglos XVI y XVII”. En ALVAR EZQUERRA, A. (Dir.): La economía en la España moderna. Istmo. Madrid, 2006. pp. 56 – 63.
[5] ZOFÍO LLORENTE, J.C.: “La industria en España durante los siglos XVI y XVII”. En ALVAR EZQUERRA, A. (Dir.): Ibídem. pp. 291-369.; "Los fundamentos económicos del Imperio español". En FLORISTÁN, A.: Historia...

lunes, 21 de diciembre de 2009

Memoria de grupo

La semana pasada Sandra ha sido la observadora del grupo.

Martin ha leido La economía europea en el siglo XVI, de Alfredo Alvar Ezquerra. Por su parte, ha sacado estas informaciones sobre su propia tematica de trabajo:
la banca privada en Castilla se verá atraida por las riquezas de América y el permanente déficit público de la Hacienda Real desde tiempos de Carlos V, pues acudirán numerosas veces a la Monarquía para hacerle préstamos.
El dinero ahorrado o invertido en deuda pública quedan fuera de la circulación sin que vaya a repercutir en la industria nacional. Sólo la tierra se verá, sobre todo en Castilla, como un valor económico seguro; por otro lado, se constata que es más rentable la compra de juros que la inversión productiva. El país queda poblado de rentistas.
A partir de 1551, esta acumulación de dinero se verá circular mediante la compra de aquellos productos de los que era deficitaria Europa: lanas, alimentos… de este modo los productos exportados de la Corona aumentarán de precio, y las ferias se verán en auge y favorecidas por dicha acción.
Sin embargo, a partir de 1566, Flandes necesita oro y plata, y se multiplican las licencias de saca en detrimento de los bancos públicos y del interés por los bienes de consumo: ya se puede exportar moneda, no hace falta trocarla en mercancías. Con la concesión de licencias de saca de metal precioso, y la contracción del mercado interior, el capitalismo castellano se anquilosa momentáneamente, pues no es capaz de moverse por sí solo, exceptuando el caso de Simón Ruiz.
En la Corte, poco antes de 1575 se pensaba que el capitalismo castellano tendría tanta fuerza como para asumir las riendas de los préstamos al rey, pudiendo desplazar así a los genoveses, no obstante, esto era un tremendo error.

Pablo, por otro lado, ha leido estos tres libros: Poder y finanzas en Castilla en el tránsito a la modernidad (un apunte historiográfico) de D. Alonso Garcia y de B. HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ estos dos La receptoría de la Bailía general de Cataluña durante el siglo XVII y Finanzas y hacienda en los territorios de la monarquía hispánica. Revista de una decada historiográfica, 1988 - 1998.

En España, durante estos últimos años, y al igual que ha ido ocurriendo en el resto de Europa, se ha ido vigorizando una historia económica y social de especial interés por las estructuras fiscales y crediticias, y sus inherentes repercusiones. Es evidente la importancia de la Península Ibérica dentro de la Monarquía Hispánica, aspecto que ha supuesto su prevalencia y, en general, la castellana en los estudios referidos especialmente a las sucesivas crisis de la Monarquía católica que comenzaron a manifestarse a finales del siglo XVI. En este sentido, también se ha puesto de manifiesto la precocidad del sistema fiscal hispánico que se articularía a partir de la disposición favorable de una serie de factores, tales como las posibilidades de movilización de recursos económicos y monetarios, la gestión burocrática y el acceso al mercado de capitales privados internacional.

- COMERCIANTES, MERCADERES Y HOMBRES DE NEGOCIOS

Es bien sabido por todos que si la Monarquía Hispánica pudo hacer frente a su política exterior y, en mucha menor medida, a la interior, pese a la grave falta de recursos durante todo el siglo XVI, fue por la situación económica favorable del momento que generó una cierta “confianza” en un rico y escaso grupo de mercaderes: Lo que Ruíz Martín denominó “pequeño capitalismo nacional”. Poco a poco durante la década de los noventa se fueron completando estudios de estas compañías mercantiles que participaron en algunas ocasiones en la financiación de la Monarquía. En este sentido destacan por ejemplo las obras dedicadas a los negocios de Simón Ruíz a mediados del siglo XVI, como la de Ricardo Rodríguez o la propia de Ruíz Martín. En este sentido también hay que destacar la obra de Carlos Álvarez Nogal sobre los genoveses en el siglo XVII, que acapararán el poder financiero y comercial en más de una de las monarquías de la época. Ciertamente, en los últimos años se ha reafirmado las bases no especulativas de la mayoría de las fortunas de estos individuos en contraposición con la portuguesa, pese a que acabarán reorientando su posición desde el ámbito especulativo a las actividades comerciales e industriales.
En los últimos años se han realizado numerosos estudios regionales en Sevilla, Aragón, Cataluña o Nápoles en su conexión Peninsular. De esta forma, si una red mercantil fuerte favoreció el desarrollo de sistemas crediticios eficientes, la realización de estos estudios regionales, serán la base de posteriores estudios más sistematizados.
De gran influencia en las finanzas de Felipe III y Felipe IV, tampoco es de extrañar que hayan surgido numerosas obras alrededor de los grupos de judíos portugueses.

- LOS MECANISMOS DE FINANCIACIÓN Y CRÉDITO

El análisis de los mecanismos e instituciones de creación y formalización del crédito es uno de los aspectos de la historia financiera que más se ha beneficiado de sólidos estudios. Dos trabajos interesantes sobre el movimiento efectivo de la deuda castellana y los sistemas de crédito son los de Pilar Toboso: deuda pública castellana durante el antiguo régimen y su liquidación en el siglo XIX, dedicado muy especialmente al tema de los juros y el trabajo de Bartolomé Benassar dedicado a los censos e inversiones en la España de los siglos XVI y XVII. Y muy interesante es el estudio del crédito público durante el reinado de Felipe II hecho por James Conklin, pues lo realiza partiendo de teorías económicas contemporánea. Ya en lo relativo a los estudios americanos, es destacable la obra de Antonio M. Bernal relativa a la financiación de la carrera de indias.

Luca, por su parte, ha leido de Arturo Pacini La Genova di Andrea Doria nell’impero di Carlo V.
En esto texto hay dos capitulos muy importantes para el trabajo sobre los genoveses, porque Pacini no solo da informaciones de caracter economico, fiscal y de mercado, sino tambien informaciones sociales y culturales sobre las relaciones entre unos mercaderos genoveses, cuyo ombre mas importante fue Andrea Doria, y Carlo V con su Corte. Para entender efectivamente las relaciones entre la Corte espanola y Genova con sus mercaderes, financieros y banqueros hay tambien que conocer como el rey se relacionaba a estos banqueros, sin olvidar que Andrea Doria, antes de trabajar con Carlo V, era en estrechas relaciones con los franceses. Se explica en el libro el papel de los genoveses, que no solo eran importantes como prestamistas de dinero a la Corte, tambien para transportar oro y plata desde la America del Sur hasta la Europa y tambien como mercaderes y hombres de feria.

domingo, 20 de diciembre de 2009

La agricultura en la Edad Moderna

En la epoca moderna, el sector agriculo era mayoritario respecto a los otros sectores economicos; la poblacion que vivia de agricultura era entre 80 y 90%, un numero muy alto repecto a las epocas posteriores, y tambien en los Paises desarrolados (como Paises Bajos) este numero nunca disminuiò bajo del 70%. En zonas eminentemente agricolas esto percentaje superaba el 90%, llegando en unos casos al 95%.

La agricultura era fondamentale para toda la economica de aquella epoca, porque la monarquia, la Iglesia y la nobleza ganaban dinero desde el trabajo agriculo: la recaudacion fiscal de la monarquia dependia del campo; la Iglesia habia el derecho de recaudar el diezimo, que es decir que los agricultures habian la obligacion de dar a la Iglesia la diezima parte de sus cosechas; y al fin era valor decisivo para la nobleza porque su riqueza venia del campo por los impuestos sobre los productos agriculos. La agricultura habia el poder de influir tambien sobre otros sectores, como la manifactura (algodon, seda, lana) y la ganaderia.
Todas estas son razones para decir que la agricultura era el indice principal del estado de un Pais, de como esto era desarrolado y de sus posibilidades economicas. En definitiva, la agricultura tenia un papel fundamental en la economia de la edad moderna.

En general, la agricultura era basicamente cerealista por sus componentes basicas y porque la coltivacion de cereales no necesita una gran especializacion del trabajo y para cultivarlos se necesita menos espacio que otras cultavaciones; esto tiene como consecuencia una extension de agricultura monocultiva, basicamente cerealista, salvo Inglaterra y Olanda, donde hay una agricutura mas diversificada. En aquella epoca el trigo era casi un producto de lujo, entonces los cereales mas cultivados eran avena y cebada.

Esta agricultura monocultiva causa un desequilibrio respecto a la ganaderia, que se va a acutizar en el siglo XVI. Los animales eran “enemigos” de los seres humanos en el sentido que la ganaderia es un competidor del hombre desde un punto de vista alimentar: los animales comen lo que el hombre cultiva y por esto los campesinos tenian que cultivar mas para dar alimentacion a los animales y a sus familias. Ademas tenemos en cuenta que la ganaderia necesita diez veces mas superficie de terreno que el cultivo de cereales para dar al hombre la misma cantidad de calorias[1]

El problema es que en la epoca moderna la agricultura, en general, todavia era una agricultura de susistencia, no habia una idea imprenditorial (salvo en Olanda y Inglaterra). En efecto, no es casualidad que los Paises en que hay una agricultura avanzada llegan a ser industrializados antes de los otros Estados que habian una agricultura menos desarrolada y todavia de susistencia. En Olanda, por ejemplo, los agricultores [...] eran verdaderos hombres de empresa, que sabian como aprovechar al maximo tanto las posibilidades naturales como las condiciones del mercado[2].

En el siglo XV se hizo potente el crecimiento de la poblacion y en el siglo sucesivo este proceso se acelerò. Por esta razon era necesario mejorar y aumentar la produccion. Se empezò cambiando el sistema de rotacion de los cultivos, de dos a tres (cereales, leguminosas y barbecho), porque el cereal es un tipo de cultivacion que agota la tierra muy rapidamente, entonces se necesita mantaner la fertilidad del campo a traves de una rotacion de las cultivaciones[3]. De esta manera, la tierra, gracias a las leguminosas, podia mejorar su calidad y permitir una cultivacion mas amplia y mejor. En el siglo XVIII en Inglaterra se introduce un otro sistema de rutacion cultivo, el dicho Sistema Norfolk, dividiendo el campo en cuatro partes.

Una caracteristica del siglo XVI era la escarsa aportacion tecnica, porque la unica novedad fue el cambio de bueyes con mulas en el trabajo campesino; las mulas eran mucho mas rapidas y sobre todo comen menos, hecho importante en el sentido que los animales, por una parte, eran competidores de los hombres por la alimentacion. Una otra razon para explicar las escarsas nuevas tecnologias es que la poblacion campesina es muy conservadora, pues es bastante impermeable a las nuevas introducciones de trabajo y de vida.

Debido al aumento de la poblacion, vemos que hay un aumento de la superficie cultivada (el aumento de poblacion causa la necesidad de una oferta alimentaria adecuada) que causa un aumento de la produccion pero no un aumento de la productividad: en el siglo XVI hay un aumento solo cuantitativo, porque por la misma superficie de campo se cultiva la misma cantidad de cereales; las superficies de cultivo se extendieron y no tuvo lugar una intensificacion de la produccion. Sencillamente, hay un aumento de produccion solo porque hay mas terreno y tambien por las mulas, como dicho antes. Esto es algo muy negativo, porque asì hay un punto en que la produccion termina de subir y empieza a bajar, segun la ley de rendimientos decrecientes.
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[1] Peter Kriedte, Feudalismo tardio y capital mercantil. Editorial Critica, 1990, p. 33.
[2] Aldo de Maddalena, La Europa rural (1550-1750) en C.M. Cipolla, Historia economica de Europa, siglos XVI y XVII. Ariel Ed., p. 215.
[3] Harry A. Miskimin, La economia europea en el Renacimiento tardio (1440-1600). Ediciones Catedra, 1981, p. 71.

domingo, 6 de diciembre de 2009

ADAM SMITH Y LOS ORIGENES DEL PENSAMIENTO LIBERAL (30/12/09)

Adam Smith nace en 1723 en Escocia y se educa en un ambiente familiar relacionado con la economía ya que su padre había trabajado como agente de aduanas.
Estudió en la Universidad de Glasgow donde recibió clases del profesor Hutcheson, quien influiría notablemente, como el propio Smith reconoció, en su formación intelectual.
En esa misma universidad sería tiempo después profesor de lógica y filosofía moral. Esto explica que su primera obra no sea la Riqueza de las Naciones sino “Teoría de los sentimientos morales” publicada en 1759.
Esta obra fue el primer intento de Smith de definir o formular un “orden natural” de la sociedad: diversos sentimientos naturales se enfrentan y se equilibran entre sí sosteniendo un orden social en que cada hombre persigue sus propios intereses promoviendo así, inconscientemente, el bien común.

De esta época en Glasgow se extraen también algunas de las ideas que después compondrán La Riqueza de las Naciones, es el caso de la idea de la división del trabajo; según la cual, cada trabajador es una parte pequeña, pero especializada, del total del trabajo. Ello influye en el desarrollo de la riqueza, la cual “está siempre en proporción a la actividad de la gente, y no a la cantidad de oro y plata, como absurdamente se imagina”. En esta afirmación vemos ya definirse los planteamientos económicos de Smith así como la fuerte crítica a corrientes mercantilistas.

Adam Smith no vivió en un mundo industrializado, su obra magna es anterior a las manifestaciones de la Revolución Industrial así como al desarrollo de la Revolución Francesa. “La Riqueza de las Naciones” fue escrita en 1776.
A partir de 1773, al convertirse en tutor del hijo de un noble inglés, el duque de Buccleuch, viaja por toda Europa donde entra en contacto con multitud de teorías y personajes (conoce personalmente a Voltaire, D’Alambert, Quesnay) y en consecuencia consigue tener una visión más cercana de los problemas europeos.

El éxito de su obra fue fundamentalmente su enorme difusión; se conoció rápidamente en toda Europa y esto no sólo se debió a la profundidad de sus ideas sino a que estaba bien escrita. Muchos de sus planteamientos encerraban una profunda crítica y ello generó un importante impacto sobre las actitudes populares.
Es una obra que se anticipa a su tiempo. Define las bases del liberalismo económico y de la ciencia económica pero no podemos hablar de Adam Smith como un hombre contemporáneo

· Naturaleza del sistema económico

El título complementario de la obra es “una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”, lo que refleja el interés de Smith en analizar el origen y la fuente del desarrollo económico. Para él, el motor de la economía es el interés individual, la ambición por enriquecerse.

La mejor fuente de riqueza es el interés económico privado en competencia libre y por ello se debe dejar a las gentes comerciar libremente. “el individuo es guiado por una mano invisible para la consecución de un fin que no entraba en sus intenciones…”

Algunos de estos elementos ya estaban presentes, como hemos visto, en su primera obra de tinte filosófico. Es ahora cuando la teoría de la “mano invisible” se aplica a cuestiones económicas definiéndola como una especie de sentimiento moral que hacía que la gente fuera ambiciosa, y esa ambición era el motor económico. El mercado era un sistema de beneficencia social y en este sentido, el comerciante o empresario se convierte en el agente social que impulsa la sociedad (benefactor de la misma)
La naturaleza del sistema económico es aquella en la que los individuos buscan el enriquecimiento y gracias a esta búsqueda las sociedades pueden progresar.


· Reflexión sobre el sistema de precios y salarios.

Percibe los primeros pasos que darán lugar a la R.I en cuanto a la importancia que tiene el trabajo en la nueva economía. Desarrolla su idea de la “división del trabajo” que no se refiere únicamente a la especialización profesional, sino a la división de la fuerza de trabajo entre individuos o entre diferentes modalidades de empleo.
Consideraba ciertos tipos de trabajo productivos y otros improductivos. Si para los fisiócratas la única actividad productiva era la agricultura, para Smith era aquella que conducía a la producción de objetos tangibles y que daba lugar a un excedente para futuras inversiones. El regulador de la división del trabajo es el mercado.

Por otra parte establece una distinción entre “precio” y “valor”. El valor es independiente de los movimientos del mercado.
Se plantea una diferenciación básica: entre el valor de uso (el que nosotros concedemos) y el valor de cambio (precio que pagamos para su compra-venta. Es decir la tasación o el “precio” propiamente dicho). Este último es el importante económicamente hablando para Smith.
Como el valor no se puede ajustar a los cambios del mercado, la manera de medirlo es mediante el trabajo: cualquier mercancía podía valorarse en función del trabajo realizado para su obtención.
Pero aunque el trabajo se podía considerar como el mejor medidor de bienes y servicios, era necesario tener en cuenta otros factores. Son importantes como componentes del “precio natural” (es decir del valor): el capital invertido, el salario y el beneficio obtenido por el empresario.
Los hombres trabajan buscando un salario igual que los empresarios buscan beneficio. El salario debe estar fijado no como medio de subsistencia sino respondiendo a las fuerzas económicas del mercado.

· Papel del estado en la economía

Es el elemento mas conocido en la doctrina de Smith. Se ha insistido en su originalidad aunque no es tanta pues muchas de sus ideas ya estaban presentes en su amigo Hume por ejemplo, y por tanto, no es el primero que habla de liberalismo económico (algunos arbitristas como Alberto Struzzi ya eran precursores de este pensamiento).

Considera el crecimiento económico como el fin básico. El estado tiene el papel de fomentar la economía no interviniendo directamente en ella: sistema de libertad de comercio tanto en el interior como en el exterior.

Bibliografía complementaria:
- Barber, W.J. ; “Historia del pensamiento económico”

FISIOCRACIA (23/11/09)

Es una escuela económica que tiene su origen en el siglo XVIII, en la Francia ilustrada, y por tanto está muy relacionada con esta corriente de pensamiento.

Surge como oposición al pensamiento y las prácticas mercantilistas que propugnaban un intervencionismo estatal en asuntos económicos que a la vista de los fisiócratas no proporcionaba beneficio económico. Éste vendría dado de mano de la naturaleza (como la propia etimología de “fisiocracia” indica): la fuente de toda riqueza se encuentra en la tierra y por este motivo el buen aprovechamiento de la agricultura es lo que desemboca en beneficio económico para la sociedad.
Todo ello regido a través de lo que denominan “derecho natural” el cual queda reflejado en la afirmación: “laissez faire , laissez passer”; es decir libertad de comercio (principalmente de grano).

Para los fisiócratas el único sector verdaderamente productivo era la agricultura, la que proporcionaba el excedente del cual dependía todo lo demás. El resto de sectores, como el fabril por ejemplo, eran “estériles”: mientras un granjero plantaba una semilla y recogía tiempo después veinte como la que había plantado, un artesano no podía obtener una multiplicación similar de sus productos pues simplemente cambiaba la forma de las materias con las que trabajaba.[1]

A partir de estas ideas, se establece en la sociedad una jerarquía encabezada en primer lugar por los propietarios de tierras, en segundo lugar los agricultores y tras ellos los artesanos, comerciantes y financieros. Estos tres últimos grupos serían las clases estériles.

Esta jerarquía se ve aquejada de una de las contradicciones que la fisiocracia no tuvo en cuenta en sus planteamientos. Es la referida al sistema fiscal: los fisiócratas buscan una fiscalidad beneficiosa para el estado, y con ella va unida la necesidad de que los propietarios de la tierra (nobleza) paguen impuestos (impuesto único sobre propiedades y producción). Ello entra en contradicción, no sólo con la usual exención de impuestos de la nobleza de la época sino con el tratamiento de protección que los fisiócratas pretendían para los propietarios de tierra.

Los principales representantes de esta corriente son Francois Quesnay, Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du Pont de Nemours.
Quesnay, médico de la corte de Luis XV, destacó especialmente como fisiócrata gracias a la redacción del “Tableau économique”. En él se mostraba la red de transacciones a través de las cuales se difundía el excedente agrícola. Se “atacaba” la política económica francesa protectora de las manufacturas en detrimento de la agricultura.

[1] Barber, W.J. ; “Historia del pensamiento económico”