La Historia Económica
A la hora de estudiar la Historia Económica en la Edad Moderna podemos citar una serie de características inherentes a la misma: posee elementos heredados de la Edad Media y del cristianismo; tiene un predominio del sector agrícola; incorpora elementos novedosos aunque también arrastra algunos tradicionales; está interrelacionada con el poder político, etc. Pero también supone la aparición de uno de sus elementos más característicos y señalado en su momento por el sociólogo Inmanuel Wallerstein: el concepto de “economía mundo”. En El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XV[1], Wallerstein opinaba que en el siglo XVI existían una serie de “centros”, los países más dinámicos económicamente hablando (Holanda y Gran Bretaña), de los que dependían las “semiperiferias” (la península italiana, España, etc). Existiendo un tercer grupo completamente dependiente del primero, que denominó “periferias”. A grandes rasgos Wallerstein exponía que las periferias proporcionaban a los centros las materias primas que ellos no podían obtener, a cambio de “venderles” sus productos ya manufacturados.
La Historia Económica es una tendencia ampliamente introducida en las ciencias sociales, una corriente de larga tradición que hunde sus raíces en Adam Smith y su “Riqueza de las naciones”. Sin embargo, es evidente que tiene un doble origen, pues como su propio nombre indica, es una temática propia de economistas y propia de historiadores, lo que supone dos formas diferentes de ver la Historia Económica.
De esta forma, y como señalaba Schumpeter, (uno de los padres y precursores de la Historia Económica) la Historia Económica se nos presenta con un carácter relativo, pues no acepta normas de carácter universal. Es decir, se pueden aceptar una serie de modelos pero no pueden ser considerados necesariamente como ley. A esto mismo debemos sumar que es, además, una ciencia heterónoma, esto es, dependiente de otras ciencias.
Principales corrientes historiográficas en relación con la Historia Económica
A la hora de hablar de la historiografía referente a la historia económica cabe decir que, aunque arrancó en el siglo XIX, no se será hasta el siglo XX cuando se desarrolle completamente implementando una parte científica avanzada (y necesaria). Así, el marxismo, los movimientos intelectuales y políticos alemanes, etc. tenderán a influir en el nuevo pensamiento político y económico, incentivándose los estudios que a nuestra asignatura se refieren.
De esta forma, ya en el siglo XX se desarrollarán importantes estudios tanto en lo social como en lo económico en el que podemos destacar tres grandes "escuelas" propiamente dichas: La escuela de Annales, la escuela de influencia marxista británica y la cliometría.
- Escuela de Annales
Dentro de esta escuela vamos a destacar tres "generaciones" de autores.
La primera generación estuvo protagonizada eminentemente por Lucian Fevbre (1878 - 1956) y Marc Bloch (1886 - 1944). Juntos, fundaron en 1929 la publicación "Annales d'histoire economique et sociale", lo que sería el prolegómeno de la famosa escuela y que a partir de 1945 pasó a llamarse "Annales. Économies, Sociétés, Civilisations". Sin embargo, esta incipiente escuela que buscaba la renovación debió esperar al fin de la Segunda Guerra Mundial para establecerse por completo en el panorama historiográfico de la época.
La segunda generación, en la que destacamos principalmente a Fernand Braudel (1902 - 1985) que supuso un antes y un después en la "historia" de la historiografía.
Si hasta ese momento la historia "tradicional" contaba los principales acontecimientos ocurridos, Braudel lanza una revisión del tiempo histórico, defendiendo la existencia de tres tipos de "tiempos" dentro del mismo: el de larga duración, el más influyente de todos pues determinaba cómo se ha construido la sociedad y cuya estabilidad es muy grande (destacar en este punto a la geografía); el tiempo medio, como la economía o la sociedad, también de cierta influencia aunque menor que en el anterior caso, y el tiempo corto: es decir, la política y los hechos, de escasa influencia y que hasta entonces era lo que solía abarcar la historia tradicional.
Este planteamiento verdaderamente revolucionario que introdujo Braudel, aunque razonable, tuvo sus detractores (numerosos). Entre las críticas que recibió destaca la escasa importancia que Braudel parecía dar a los hechos políticos (ciertamente, aunque su planteamiento puede ser válido, no se puede negar que algunos acontecimientos políticos ocurridos a lo largo de la Historia, aunque muy concretos, tuvieron gran repercusión en el transcurso de los hechos posteriores). Por otro lado, los historiadores, antes que eruditos, son personas, y el dominio que ejerció Braudel en todo el panorama historiográfico de la época debió empañar el prestigio o, mejor dicho, el reconocimiento de algunos otros colegas suyos, que no pudieron sino que tomarse todos sus planteamientos como algo personal.
Dentro de la obra de Fernand Braudel destacamos dos grandes e importantes obras de obligada referencia para cualquier historiador moderno: "El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II" y "Civilización material, Economía y Capitalismo".
La tercera generación fue una verdadera explosión de tendencias historiográficas. Y, gracias a ella, fueron apareciendo algunas nuevas corrientes como la historia de las mentalidades, de las culturas, etc. Y, por supuesto, un gran desarrollo de la Historia Económica. Esta nueva forma de hacer historia supuso que esta escuela recibiese críticas por la fragmentación de los estudios. En esta nueva generación podemos destacar a Jacques Le Goff y Pierre Nora así como a Pierre Chaunu.
- Escuela Económica Marxista
Si hasta la Segunda Guerra Mundial vamos a encontrarnos una Historia de hechos y batallas, la escuela de historiadores marxista británica situará, o mejor dicho alzará a la Historia económica en esta nueva forma de hacer Historia.
Esta escuela aplicará un enfoque marxista a la Historia donde se pondrá de relieve los aspectos sociales, pero sobre todo los económicos y se producirá un debate acerca de los orígenes del capitalismo. En este sentido, Maurice Dobb, por ejemplo, apuntaba los orígenes capitalistas en el sistema de producción feudal, participando como elemento exógeno o interno de los estados que llevaría al cambio (Dobb lo señalaba específicamente en Inglaterra). Mientras que Paul Sweezy, por el contrario, opinaba que unos factores externos, en particular, los flujos comerciales, fueron la causa de este proceso (Dobb y sus seguidores acusaron a Sweezy de ignorar el papel fundamental desempeñado por los cambios ocurridos en la estructura productiva y, por consiguiente, en las relaciones de clase).
Esta escuela todavía hoy sigue produciendo debates interesantes, como ha ocurrido en los últimos años con el “Debate Brenner”. Brenner destacó las relaciones sociales y no los elementos de cambio dentro del sistema productivo como elementos a tener en cuenta (relaciones económicas). De esta forma, la dialéctica entre los poderosos y los que no lo son (relaciones sociales) formarían el motor de la Historia. Por consiguiente, el enfrentamiento se base entre quienes piensan que el motor de la historia reside en la evolución de las fuerzas productivas y los que sostienen la primacía de la lucha de clases.
En esta escuela británica marxista podemos destacar a historiadores y economistas como: Eric Habswan, E. Thompson (ambos fundaron en 1952 la famosa revista Past and Present publicada cuatrimestralmente por el Oxford University Press), Rodney Hilton, Maurice Dobb, Paul Sweezy, E.P. Thompson o Crhistopher Hill. A principios de 1992 el grupo se reconstituyó como la Social History Societ, publica semestralmente una revista llamada Socialist History.[2]
En la red abundan páginas web en relación a lo expuesto, así como páginas webs oficiales acerca de los principales representantes de estas escuelas. Sin embargo, creo que estos enlaces que adjunto pueden servir de gran complemento (algunos de ellos los usés el año pasado, por lo que supongo (y espero) que todavía estén activos).
A la hora de estudiar la Historia Económica en la Edad Moderna podemos citar una serie de características inherentes a la misma: posee elementos heredados de la Edad Media y del cristianismo; tiene un predominio del sector agrícola; incorpora elementos novedosos aunque también arrastra algunos tradicionales; está interrelacionada con el poder político, etc. Pero también supone la aparición de uno de sus elementos más característicos y señalado en su momento por el sociólogo Inmanuel Wallerstein: el concepto de “economía mundo”. En El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XV[1], Wallerstein opinaba que en el siglo XVI existían una serie de “centros”, los países más dinámicos económicamente hablando (Holanda y Gran Bretaña), de los que dependían las “semiperiferias” (la península italiana, España, etc). Existiendo un tercer grupo completamente dependiente del primero, que denominó “periferias”. A grandes rasgos Wallerstein exponía que las periferias proporcionaban a los centros las materias primas que ellos no podían obtener, a cambio de “venderles” sus productos ya manufacturados.
La Historia Económica es una tendencia ampliamente introducida en las ciencias sociales, una corriente de larga tradición que hunde sus raíces en Adam Smith y su “Riqueza de las naciones”. Sin embargo, es evidente que tiene un doble origen, pues como su propio nombre indica, es una temática propia de economistas y propia de historiadores, lo que supone dos formas diferentes de ver la Historia Económica.
De esta forma, y como señalaba Schumpeter, (uno de los padres y precursores de la Historia Económica) la Historia Económica se nos presenta con un carácter relativo, pues no acepta normas de carácter universal. Es decir, se pueden aceptar una serie de modelos pero no pueden ser considerados necesariamente como ley. A esto mismo debemos sumar que es, además, una ciencia heterónoma, esto es, dependiente de otras ciencias.
Principales corrientes historiográficas en relación con la Historia Económica
A la hora de hablar de la historiografía referente a la historia económica cabe decir que, aunque arrancó en el siglo XIX, no se será hasta el siglo XX cuando se desarrolle completamente implementando una parte científica avanzada (y necesaria). Así, el marxismo, los movimientos intelectuales y políticos alemanes, etc. tenderán a influir en el nuevo pensamiento político y económico, incentivándose los estudios que a nuestra asignatura se refieren.
De esta forma, ya en el siglo XX se desarrollarán importantes estudios tanto en lo social como en lo económico en el que podemos destacar tres grandes "escuelas" propiamente dichas: La escuela de Annales, la escuela de influencia marxista británica y la cliometría.
- Escuela de Annales
Dentro de esta escuela vamos a destacar tres "generaciones" de autores.
La primera generación estuvo protagonizada eminentemente por Lucian Fevbre (1878 - 1956) y Marc Bloch (1886 - 1944). Juntos, fundaron en 1929 la publicación "Annales d'histoire economique et sociale", lo que sería el prolegómeno de la famosa escuela y que a partir de 1945 pasó a llamarse "Annales. Économies, Sociétés, Civilisations". Sin embargo, esta incipiente escuela que buscaba la renovación debió esperar al fin de la Segunda Guerra Mundial para establecerse por completo en el panorama historiográfico de la época.
La segunda generación, en la que destacamos principalmente a Fernand Braudel (1902 - 1985) que supuso un antes y un después en la "historia" de la historiografía.
Si hasta ese momento la historia "tradicional" contaba los principales acontecimientos ocurridos, Braudel lanza una revisión del tiempo histórico, defendiendo la existencia de tres tipos de "tiempos" dentro del mismo: el de larga duración, el más influyente de todos pues determinaba cómo se ha construido la sociedad y cuya estabilidad es muy grande (destacar en este punto a la geografía); el tiempo medio, como la economía o la sociedad, también de cierta influencia aunque menor que en el anterior caso, y el tiempo corto: es decir, la política y los hechos, de escasa influencia y que hasta entonces era lo que solía abarcar la historia tradicional.
Este planteamiento verdaderamente revolucionario que introdujo Braudel, aunque razonable, tuvo sus detractores (numerosos). Entre las críticas que recibió destaca la escasa importancia que Braudel parecía dar a los hechos políticos (ciertamente, aunque su planteamiento puede ser válido, no se puede negar que algunos acontecimientos políticos ocurridos a lo largo de la Historia, aunque muy concretos, tuvieron gran repercusión en el transcurso de los hechos posteriores). Por otro lado, los historiadores, antes que eruditos, son personas, y el dominio que ejerció Braudel en todo el panorama historiográfico de la época debió empañar el prestigio o, mejor dicho, el reconocimiento de algunos otros colegas suyos, que no pudieron sino que tomarse todos sus planteamientos como algo personal.
Dentro de la obra de Fernand Braudel destacamos dos grandes e importantes obras de obligada referencia para cualquier historiador moderno: "El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II" y "Civilización material, Economía y Capitalismo".
La tercera generación fue una verdadera explosión de tendencias historiográficas. Y, gracias a ella, fueron apareciendo algunas nuevas corrientes como la historia de las mentalidades, de las culturas, etc. Y, por supuesto, un gran desarrollo de la Historia Económica. Esta nueva forma de hacer historia supuso que esta escuela recibiese críticas por la fragmentación de los estudios. En esta nueva generación podemos destacar a Jacques Le Goff y Pierre Nora así como a Pierre Chaunu.
- Escuela Económica Marxista
Si hasta la Segunda Guerra Mundial vamos a encontrarnos una Historia de hechos y batallas, la escuela de historiadores marxista británica situará, o mejor dicho alzará a la Historia económica en esta nueva forma de hacer Historia.
Esta escuela aplicará un enfoque marxista a la Historia donde se pondrá de relieve los aspectos sociales, pero sobre todo los económicos y se producirá un debate acerca de los orígenes del capitalismo. En este sentido, Maurice Dobb, por ejemplo, apuntaba los orígenes capitalistas en el sistema de producción feudal, participando como elemento exógeno o interno de los estados que llevaría al cambio (Dobb lo señalaba específicamente en Inglaterra). Mientras que Paul Sweezy, por el contrario, opinaba que unos factores externos, en particular, los flujos comerciales, fueron la causa de este proceso (Dobb y sus seguidores acusaron a Sweezy de ignorar el papel fundamental desempeñado por los cambios ocurridos en la estructura productiva y, por consiguiente, en las relaciones de clase).
Esta escuela todavía hoy sigue produciendo debates interesantes, como ha ocurrido en los últimos años con el “Debate Brenner”. Brenner destacó las relaciones sociales y no los elementos de cambio dentro del sistema productivo como elementos a tener en cuenta (relaciones económicas). De esta forma, la dialéctica entre los poderosos y los que no lo son (relaciones sociales) formarían el motor de la Historia. Por consiguiente, el enfrentamiento se base entre quienes piensan que el motor de la historia reside en la evolución de las fuerzas productivas y los que sostienen la primacía de la lucha de clases.
En esta escuela británica marxista podemos destacar a historiadores y economistas como: Eric Habswan, E. Thompson (ambos fundaron en 1952 la famosa revista Past and Present publicada cuatrimestralmente por el Oxford University Press), Rodney Hilton, Maurice Dobb, Paul Sweezy, E.P. Thompson o Crhistopher Hill. A principios de 1992 el grupo se reconstituyó como la Social History Societ, publica semestralmente una revista llamada Socialist History.[2]
En la red abundan páginas web en relación a lo expuesto, así como páginas webs oficiales acerca de los principales representantes de estas escuelas. Sin embargo, creo que estos enlaces que adjunto pueden servir de gran complemento (algunos de ellos los usés el año pasado, por lo que supongo (y espero) que todavía estén activos).
Revista Annales
Acceso a los archivos de la revista Annales entre 1960 y 1999
Revista Past and Present
Revista Socialist History (el nombre actual de la revista del grupo)
[1] Hay una extensa documentación en el campus virtual adjuntada por Blas acerca de la teoría que Wallenstein expone.
[2] Más información acerca de las principales escuelas historiográficas y los principales debates mantenidos en este sentido a lo largo de todo el siglo XX en Burke, P.: La revolución historiográfica francesa. La escuela de los Annales, 1929-1984. Gedisa. Barcelona, 1999 Moradiellos, E.: El oficio de historiador. (pp. 42 – 62). Siglo XXI. Madrid, 2008.; o Wallerstein, I.: Análisis de sistemas-mundo. Una introducción. Siglo XXI. México, 2005.
[2] Más información acerca de las principales escuelas historiográficas y los principales debates mantenidos en este sentido a lo largo de todo el siglo XX en Burke, P.: La revolución historiográfica francesa. La escuela de los Annales, 1929-1984. Gedisa. Barcelona, 1999 Moradiellos, E.: El oficio de historiador. (pp. 42 – 62). Siglo XXI. Madrid, 2008.; o Wallerstein, I.: Análisis de sistemas-mundo. Una introducción. Siglo XXI. México, 2005.
Se me ha olvidado incluir otra obra de referencia para este tema que puede ser interesante:
ResponderEliminarFontana, J.: "Historia, análisis del pasado y proyecto social". Editado en Crítica (1999).