martes, 3 de noviembre de 2009

Mercantilismo

Una pequeña reseña acerca del mercantilismo

Aprovechando que vamos a comenzar a adentrarnos algo más en el tema del mercantilismo, añado aquí el resumen de un pequeño extracto, que hace bastante ahínco en temas que hemos estado viendo estos dos días en clase, y que por tanto, creo que nos vendrá bien echarle un ojeada (es sólo un extracto, y resumido, pues también, parte del mismo lo dedicaba a temas de historiografía, por lo que solo introduje lo meramente descriptivo.

Las valoraciones más extendidas hacen hincapié en el mercantilismo considerado como un sistema de construcción del poder y del Estado o como sistema de privilegio estatal diseñado para restringir las importaciones y subsidiar las exportaciones. Otros, en cambio, enfatizan la faceta política del sistema y consideran el mercantilismo como la dimensión económica del absolutismo estatal (en relación, claro está, con el desarrollo del Estado Moderno), sustentando en la expansión del gasto, elevada presión fiscal, inflación, déficit financiero, etc. En síntesis, un sistema que se asimilaría al nacionalismo económico.

La idea de ligar el mercantilismo a la expresión económica del nacionalismo naciente ha sido muy tenida en cuenta y repetida. Hay escritos que dan pie a considerar el mercantilismo como el inicio de la economía política, como un factor de centralización política y económica en beneficio de las Monarquías europeas, estimulando el sentimiento de “unidad nacional”. Otros argumentos enfatizan el papel que, para alcanzar la riqueza esos incipientes Estados nacionales, ha de jugar el disponer de una balanza comercial neta positiva al restringir las importaciones e incentivar las exportaciones con el fin de acumular las reservas metálicas monetarias que, de ese modo, se convertriían sin más, en expresión de riqueza misma.

El interés de los mercantilistas radicó en la política, tratando en sus escritos más de política económica que de economía política, de ahí que considerar el mercantilismo como “sistema económico” resulte inadecuado. En cuanto a doctrina, acoge un conjunto de ideas, de pensamientos, que no llegan a formar un sistema cohesionado propiamente dicho, y al estudiar, se procede a analizar casos particulares o nacionales. Políticas, además, que no fueron estáticas, sino cambiantes, por cuanto el mercantilismo, al tiempo que un cuerpo doctrinal, es un proceso histórico, y pocos ejemplos son tan representativos de esa realidad como el español.

El mercantilismo, como expresión de una política interior, de nación-Estado, sin embargo, no se limita a la intervención y regulación de ciertos sectores sobre la economía con directa implicación en el sector público, sino que requiere para llevarlas adelante la participación activa de agentes privados a los que incorpora en un proyecto común a través de monopolios legales en forma de privilegios, de manera que el mercantilismo también puede contemplarse como una alianza de poder entre Monarquía y un selecto y minoritario grupo de capitalistas-comerciantes. Estas patentes de monopolio venidas u otorgadas por el Estado a grupos de mercaderes dispuestos a coadyuntar a los fines económicos de la Monarquía, en la recaudación de impuestos, financiación de guerra, o en la acumulación del tesoro en cuanto incremento de las reservas metálicas, constituían el meollo del sistema de privilegio monopolista estatal.

Las revisiones y los nuevos enfoques que del mercantilismo se vienen haciendo por los estudiosos de la historia del pensamiento económico nos proporciona otros elementos de reflexión, poco tenidos en cuenta, para abordar desde renovados supuestos teóricos el significado del mercantilismo español, no contemplado en los manuales al uso salvo mínimas menciones. Así, pone de relieve el hecho de incorporar el siglo XVI a la época mercantilista, aspecto importante, pues presupone no considerar los escritos españoles de contenido político económico en dicha centuria bajo el prisma exclusivo de textos tardíos del escolasticismo; por otro lado, al asignar al Estado un papel económico decisivo en la teoría y práctica mercantilistas habría que clarificar cómo éste, y a través de qué medios, pudo llevar a cabo sus actuaciones. Pero siempre se citan repetidamente los casos de Inglaterra, Francia y Holanda, con las actas de navegación inglesas, los talleres y manufacturas de Colbert, o las compañías holandesas para las Indias Orientales y Occidentales de los holandeses, sin apenas citar el caso español. Así, el autor destaca el hecho que si el mercantilismo fue un vasto sistema de construcción estatal próximo a lo que suele llamarse capitalismo monopolista de Estado, qué ejemplo, al menos en teoría, se puede acercar más que el monopolio de explotación y comercio de Castilla con sus Indias y, tras la anexión de las Filipinas, con la economía mundo en un primer ensayo de globalización económica.[1]

[1]Bernal, Antonio Miguel: España, proyecto inacabado. Costes/beneficios del Imperio. Ambos Mundos. Madrid, 2007. Pp. 166-189. Dentro del libro también se pueden encontrar referencias a temas fiscales (“la singularidad fiscal del Imperio español”; “Castilla, fábrica de monedas del mundo”, y demás reseñas que quizá puedan venir bien para el grupo de fiscalidad (ciertamente, esta obra ganó el premio nacional de Historia en el año 2006). Se encuentra en la Biblioteca de la facultad,

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